Por Ángel Sandoval Ribera
Ojalá hubiese logias o esos grupos altruistas que inculcaron las bondades del cooperativismo en pro del Bien Común, en los años 60’.
Lo que hay son personas y grupos que se adueñan de cualquier institución, se burlan de sus estatutos, rehúyen la transparencia, se enriquecen en forma salvaje y deshumanizada, dejando en penuria y desamparo total a cientos de trabajadores sin goce de haberes y, miles y miles de socios sin capacidad de reaccionar frente a la inmoralidad impuesta como “modus operandi”.
Urge que los afectados de COTAS se reorganicen como lo hizo el Dr. José Gutiérrez Gutiérrez con su comité de defensa de los socios de las cooperativas y sus “chompas rojas”, movilizados en manifestaciones callejeras y concentraciones de protesta en el Estadio Departamental, en 1997. Ese fue el primer grito de alerta e indignación que explica y resume todo lo que actualmente viene sucediendo con la cooperativa.
Estoy seguro que ningún socio en su sano juicio imaginó que COTAS, la otrora “gallina de los huevos de oro” de la Santa Cruz moderna y pujante termine en forma calamitosa destruida por la deshonra y la indecencia de algunos malos cruceños.
Por eso, los socios deben romper con su apatía para convertirse en “centinelas” del todavía rico patrimonio en bienes inmuebles que deben proteger de los interesados en apropiarse por la vía del remate, como ocurrió con las empresas de CORDECRUZ, en 1995. Ya que resulta “curioso” e inaudito que los representantes de la brigada parlamentaria y cívicos de la SantaCruz que dicen amar y defender pasen por alto esta situación que avergüenza y altera moralmente el universo espiritual de la inmensa mayoría de los cruceños.
