Por Hugo Salvatierra Rivero
Los comunarios de Cerro Grande, interculturales, intentaron detener la marcha de los indígenas del oriente, luego quisieron detener los vehículos que apoyan a los marchistas. Abdon Justiniano Cujuy, presidente de la Central de Pueblos Indígenas del Beni, pidió a la policía resguardar la marcha pacífica para evitar enfrentamientos en algunas poblaciones por dónde circulan.
Marcial Fabricano, uno de los líderes de los marchistas de 1990 por la “tierra y el Territorio”, dijo que todos los bolivianos deben respetar la marcha que hace 12 días emprendimos los indígenas que, a diferencia de la marcha del 90, tiene Amazonia en todas sus extensiones y pueblos, El Chaco y la Chiquitania.
“Hoy domingo, los interculturales de la comunidad Cerro Grande, quisieron impedirnos el paso, quitar la identificación gigante de la marcha, que es sostenida por jóvenes, mayores y mujeres y no permitir el paso de los dos vehículos que acompañan a la marcha”, explicó.
El Concejal de Guarayo, Robert Schock, dijo que ya una patrulla de la policía iba camino a Cerro Grande y que se estaba coordinando con el subalcalde de Santa María para custodiar la marcha por ese lugar.
Mientras tanto, Monseñor Segio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, este domingo 5 de septiembre, desde la Catedral, pidió a las autoridades, escuchar el clamor de los Pueblos indígenas, que piden que cesen los avasallamientos de sus tierras, fuente de sustento y vida para ellos y sus familias.
Durante la homilía de este domingo, el arzobispo, dijo que estas palabras y actuación de Jesús son un fuerte llamado a escuchar su Mensaje de vida y a ser sus testigos valientes en todo momento de nuestra vida: “¡Ánimo, no tengan miedo!”. No seamos cobardes, no hagamos oídos sordos y no quedemos callados e indiferentes ante tantas víctimas de las injusticias y abusos de instituciones llamadas a garantizar la paz y el cumplimiento de la ley. En estos días somos testigo de la marcha de los pueblos indígenas de nuestra región que piden el respeto de sus derechos, que cesen los avasallamientos de sus territorios y tierras ancestrales, fuente de sustento y vida para ellos y sus familias.